
Que cosa tan horrible es ver como un ser humano veja, humilla, maltrata o golpea a otro, simplemente porque necesita probarse a sí mismo que es "poderoso" o mas"fuerte". Nada más alejado de la realidad.
Es increíble y me impresiona que hoy en nuestras escuelas nuestros niños y muchachos de uno u otro modo viven esta terrible situación. Me impresiona sobretodo.... porque pensé que nunca llegaría a nuestros colegios esta cruel verdad.
Maltratar física, verbal o mentalmente a otro NO nos hace más fuertes, superiores ni mejores personas. Demuestra más bien la falta de calidad humana y carencias de vida que tiene esa persona que acosa. Es imprescindible que ataquemos este flagelo con prontitud y celeridad en nuestros colegios.
Nadie se merece la burla por ser diferente, no importa la clase, color, religión o contextura física, no importan las creencias, el modo de hablar, si eres más lento o rápido al aprender en clases o en alguna actividad física. En la diversidad está el encanto, la vida es de colores y en ella existen diferentes sabores, olores y formas como para quedarse con solo una de ellas o tratar de imponer la que a mi me parezca.
Son valores como el respeto y la tolerancia, el aprender a ser empático los que juegan papeles importantes en esta situación. Como maestros y representantes debemos estar alerta ante este flagelo atacarlo, rechazarlo y sobre todo educarlo desde todo punto de vista; a nadie le gusta ver sufrir a su hijo... pues pensemos... a nadie le gusta ser atacado.
Estamos en la obligación de educar desde el punto de vista del respeto ante todo, es en casa que reforzamos las buenas costumbres y valores, pues es allí mismo donde convivimos personas que a pesar de tener los mismos lazos de sangre y costumbres , pensamos y tenemos gustos diversos, es entonces que enseñamos a no reírnos del hermano cuando éste se equivoca, a no burlarnos del otro porque dijo algo que pensamos no tiene sentido ( aunque para él o ella pueda que sea importante), a no golpear para conseguir nuestro objetivo. Es en casa donde la solidaridad, amor y consideración se practican. Donde mostramos que la empatía es nuestra mejor aliada, al enseñarles a ponernos en el lugar del otro, cuando les explicamos y ayudamos a reflexionar en como nos sentimos ante esa situación que nos desagrada. A disculparnos cuando herimos o hicimos sufrir a nuestro familiar. Aprendiendo la famosa frase "No le hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a ti''.
Y en la escuela como maestros es primordial atender los casos con prontitud, conversar con nuestros niños, formarlos siempre para rechazar cualquier tipo de violencia, es preferible que no aprendan el tema planificado para el día, pero que nos tomemos el tiempo necesario para solucionar ese acoso, identificar las causas, dar la ayuda necesaria y sobre todo corregirlo y hacerle seguimiento al caso.
Mostrarles que todos somos iguales y diferentes aunque suene paradójico, que la violencia es el arma del que no tiene la razón y que aprendamos a llamar las cosas por su nombre aunque no nos guste.
Educar al acosador y al acosado es una tarea de todos, ambos necesitan de nuestra ayuda, ambos están sufriendo de uno u otro modo, pues me niego a pensar que el que acosa es un ser sin sentimientos.... prefiero pensar que es una manera muy equivocada en la que esta pidiendo ayuda a gritos, y el acosado calla por verguenza o temor...
Y como adulto responsable debo atender ese grito desesperado de ambas partes...